Nacido en Montevideo Uruguay, ídolo y goleador en Mendoza, Santiago García pasó a la eternidad y dejó una marca en cada corazón de los amantes del fútbol.

14 de Septiembre de 1990 se registró le llegada de Santiago García al mundo, aún quedaba mucho camino por recorrer para forjar al ídolo y la personalidad que marcó a todo un pueblo y el mundo del fútbol.

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Iniciado en Nacional de Montevideo, el Morro comenzó ahí su carrera siendo hincha del club en el año 2008 hasta el 2011. En el Bolso floreció su carrera en el deporte coronándose campeón del torneo nacional charrua en dos ocasiones. Luego con paso por Brasil en Atlético Paranense, el Kasimpasa en Turquía y River en Uruguay, el delantero conducía su destino a la provincia de Mendoza.

En 2016 el Morro desembarcó en un nuevo destino totalmente desconocido, Argentina y la provincia de Mendoza era algo nuevo en la vida del delantero. Con la llamada de quien hoy esta al mando nuevamente, Santiago se dejó persuadir sin saber de lo que iba a ser capaz en ese año.

Poco a poco Santiago se abría camino a una historia de amor junto al Club Godoy Cruz, con goles y sonrisas grandes, este hombre poco común ganó el cariño de la gente de un pueblo al oeste del mundo.

El primero de los tantos gritos y alegrías fue ante Independiente de Avellaneda, un 12 de febrero de 2016 en un empate 1 a 1 frente el Rojo en el Malvinas, en casa. Así comenzaba el gran amor.

Un paso más hacia el corazón de todos daba cada vez que salía al campo junto al Expreso, llegó el grito doble y la gente comenzaba a ver lo que este recién llegado tenia para dar. Todavía no se lo imaginaban.

Ante Banfield, como visitante, el Morro le dio una vez más la victoria al equipo que se encaminaba como la revelación de este torneo. Agónica victoria de por 3 a 2 para los de Mendoza.

Así comenzaron a ser varios, acostumbró a la gente del Tomba al grito y al abrazo por cada pelota que él ponía en la redes. En el clásico también supo ser el distinto, envuelto en personalidad.

San Martín lo padeció como varios, con una pelota parada le bastó para sentenciar el encuentro ante un viejo rival de Cuyo. Santiago desde una gran distancia puso la fiesta en casa nuevamente y con sabor especial.

51 gritos, alegrías, abrazos, emociones, ilusiones fueron un poco de lo que esta persona genero en la gente que lo admiraba, todo el fútbol argentino habló de esta personalidad que deslumbrada desde una cuidad a un costado del mundo.

Goles y risas sobraron en su estadía en Mendoza, hizo de esta tierra su casa a pesar de no tener a su familia con él.

Recodar a esta gran persona por lo que dio es la manera de correcta de que esté presente en la gente que recibió lo que daba sin pedir nada a cambio.

Tropezó como uno más de nosotros y se levantó como ninguno. Las acciones de quienes lo soltaron y dejaron solo no se van a olvidar, mucho menos perdonar, nunca.

¡Que en paz descanses, Morro!